El sueño despierto de una bestia oscura


Resplandor origen


Luz ilusiva que golpeó violentamente la esencia de mi ser;
las singularidades de tus afectos que alimentaron ilusiones,
penetrando lentamente con voracidad en mi corazón y en mi piel,
quemando la oscura esencia de la fría soledad que ha yacido en mí.

Luz que golpeó con toda inclemencia el núcleo puro de mi alma;
ilusivas señales de pasión que alimentaron volcanes feroces,
creando la absorbente, opresora y vil oscuridad en mis entrañas,
consumiendo la paz con el vacío perenne que se nutre de ti.

Se enciende la oscuridad de las ilusiones


Agonizando en las densas tinieblas que ahora transita su espíritu
cual ser ofuscado en la oscuridad que evita encontrarse con su sombra.
Ser sin nombre y sin rostro en tus memorias que te desea con ímpetu,
aislado en reminiscencias porque en tu ausencia la soledad te nombra.

Me ofusco en la oscuridad para no verte ni un segundo en mi sombra,
para agonizar en el encierro de mis adentros con ímpetu.
Prófugo en mis cuarteles; porque en tu ausencia mi soledad te nombra;
porque la llama de tu recuerdo quema la esencia de mi espíritu.

Muerte lenta, oscura agonía que transita mi espíritu
y golpea mi expirante alma con todo su vil ímpetu.
Ofuscado en la oscuridad para evitar el verte en mi sombra;
ofuscado en encierro porque en tu ausencia mi soledad te nombra.

Muero lentamente y me ofusco en la oscuridad
para no verte ni un segundo en mi sombra.
Soy yo el prófugo de mis propios cuarteles
porque en tu ausencia mi soledad te nombra.

“Cierra tus ojos. Mírame”


Y ahí, en penumbras, te encuentras cautivándome,
cuando cierro los ojos para mirarte.
Me veo fijamente a través de tus ojos,
en tu mirada de dulzura embriagante;
dos lumbreras que invaden mis pensamientos
y su brillo exhibe tus labios anhelantes.

Curvas deseadas de dulce miel que tientan contra el dominio de mi ser
mientras la oscuridad derrama sus lágrimas en un manantial de pesares;
llorando por los atisbos que hace hacia la tenue fragilidad de mi alma
que imagina tenerte entre mis brazos mientras nos rodean sus cantares.

Un beso efímero, como eternidad


Y de tus ojos el brillo de una estrella que huyo del vasto cielo
se posa en la densa oscuridad que ahora llena todos mis adentros,
y pide darle a tus labios la caricia que una vez robe al viento.
Beso. Beso al viento, pues tu ausencia es la efigie perfecta en nuestro encuentro.

Habita en tus ojos el brillo de una estrella que huyo del vasto cielo,
y se posa en la densa oscuridad que llena todos mis adentros,
que pide darle a tus labios la caricia que una vez robe al viento
...Y al viento beso, pues tu ausencia es la efigie perfecta en nuestro encuentro.

Veo en tus ojos el brillo de una estrella que huyo del vasto cielo
para posarse en la densa oscuridad que llena todos mis adentros.
Y a aquellos labios le daré la caricia que una vez le robe al viento
...Y al viento beso, pues tu ausencia es la efigie perfecta en nuestro encuentro.

Y de tus ojos el brillo de una estrella que huyo del vasto cielo
pide para tus labios la caricia que una vez robe del viento,
posada en la densa oscuridad que ahora llena todos mis adentros.
Ahora te beso. La beso; la soledad. Beso de nuevo al viento,
pues tu ausencia es la efigie perfecta que hace posible nuestro encuentro.

Adormezco mi alma al abrir los ojos


Porque intentando exiliarte fuera de mi mente,
solo logré exiliarme a mí mismo de tus recuerdos.
Ando errante por la vida cegado e inconsciente
y por reminiscencias olvidadas me pierdo.

Soy desertor, prófugo de las señales de mi salvación en mi rencura,
de las promesas de librarme del oscuro aislamiento que apaga mi alma.
Animal nocturno cuyo instinto huye hacia la luz que ciega su cordura
y se arropa el corazón con las brumas y tinieblas que lo desalman.

Despierto



Privando sentires V: Entre delirios erotomaníacos


Miedo cruel e irracional que nos ha enjaulado
en nuestros mismos lazos de dulce compañía.
Que del cielo caiga la respuesta al dilema
del amor negado por la amistad, y su agonía.

La confusión de un sentir nos distancia en un laberinto,
esas murallas que fuimos forjando con nuestros afectos;
la cúpula sublime que creamos con nuestro cuidado
en el santo recinto de nuestros fieles lazos perfectos.

Que esta clase de amor es innegable
y que he de entregarte lo que te debo,
me señala el atrasado tiempo,
reprochando que aceptarlo no me atrevo
y que moribundos justificamos
nuestra amistad con cariño de placebo.

Cuando salga a relucir los motivos de nuestros afectos
pedirá la atención que la moral de nuestra hermandad niega.
Y aunque me entregue a ti, cambiaré mi presencia por mis cartas
si la voz de mis afectos a tu corazón nunca llega.

Amigos y amantes, la pesada carga del viento;
el poder del silencio que envenena nuestro ser.
Disfrazando el sentimiento que a leguas irradiamos;
tapando el sol con un dedo y quemando nuestra piel.


Privando sentires IV: En esperanza quimérica


Me cubre la esperanza a pesar de mi tristeza
por el hecho de que mi alma no la aceptarías,
pues tan frágil eres y tan alta es tu llaneza,
que mi entero ser ni mi amor la alcanzaría.

Esperando el reconcilio de nuestras entregadas almas,
encontraré la luz que escondemos mientras mis ojos no mires.
Interpretando todos mis pensares descifro el corazón
mientras juzgo tus palabras esperanzado en tus sentires.

Esperando en el amor negado de dos extraños
que se quieren a gritos en un mar de incertidumbre;
el amor a ocultas de quienes temen perderse
y por dicho amor morir si caen en su cumbre.

Siendo un esclavo de lo que callo,
sofoco a muerte fría mi corazón.
Y si mi esperanza es realmente vana,
prefiero morir en la seguridad
de que te privas de la misma ilusión
cuando sacrifiqué la cordura y la razón.


Privando sentires III: En mis adentros


Me he privado con mis dones de actor
el hecho de que en penumbras te amo.
Me niego a que reconozcas mi amor
si por perderte te lo proclamo.

En tu ausencia me lo niego a privar.
Me encierro en mi ser y miento al disfrazar
que en mi mente te sigo sin descansar.
Por más que quiera, prometa e intente
luchar e ir en contra de la corriente,
sucumbe el corazón, indiferente,
a razonar sobre el temor de añorar.

El temor de perder por siempre mi nombre en tu voz
si no corresponde el amor que encierra mi silencio;
perder mi reflejo en tus ojos y que en ellos queden
marcado por siempre el abismo de un vacío inmenso.

Un simple gesto dio comienzo a nuestra historia.
Ahora combato contra el tiempo por ti,
pues no concientizo la idea de morir así,
sin antes tener un beso tuyo en mi memoria.

Ansío que se escuche mis suplicios
cuando ruego con voz al cielo;
ruego que me logre entender
lo que carcome mis adentros
y me hace buscarte con tanto anhelo;
ruego que, una vez exprese mi sentir,
no huyas a manos del olvido
buscando su eterno consuelo.

Con júbilo al sinfín huiré de mis encierros
cuando mis gemidos al fin abracen tu presencia;
cuando contemples lo que mis temores oprimieron,
y lloré ante ti todos estos francos sentires
pidiendo que des a mi corazón una sentencia.


Privando sentires II: En tu ausencia


Me aconsejo con la soledad,
quien no ha abandonado nuestra historia,
cómo decirte que es ella misma
quien pide por nosotros victoria;
que es ella quien abre mi corazón
para dictarle la sinrazón
de que vivas en mi memoria.

Me aconsejo siempre en introspección con mi misma alma
sobre cómo decirte que despierto de la realidad;
despierto y vivo un ilusorio sueño de pasiva calma
que me hace creer que buscas conmigo la felicidad.

Me aconsejo con mi ser en cada uno de nuestros encierros,
mientras caigo preso de tus ojos y tu mirada tierna,
cómo decirte que tu recuerdo es la anestesia a mis dolores
cuando la soledad por tu ausencia cruelmente me gobierna.


Privando sentires I: Entre tus brazos


Me encuentro al fin abrazándote, musa mía.
Soy esclavo de lo que callo, me confeso.
Estoy no solo cautivo de tu recuerdo en mí,
sino por privarme de quererte en exceso.

Te aferras a mí sin importar presencia alguna
de quien codicie un querer tan lleno de vida.
Eres el agua que pide mi alma en su desierto;
eres la fuente de gozo y fruta prohibida.

Lloro mi tristeza pasiva gimiendo desde adentro
y me niego a amarte acorde a mis deseos apasionantes.
Estando entre mis brazos llena de júbilo te haces dueña
de todos los delirios de este enamorado agonizante.

"Tengo el valor para gritártelo al cielo,
pero caigo preso al cegarme en tu mirada"
repito siempre que te tengo en mis brazos
y de mí te creo fielmente enamorada.

Amando tu santa y pura inocencia,
te deseo en todos mis adentros.
Y me ahogo en miel por todas tus caricias
en nuestros embriagantes encuentros.

Reteniendo este sentir privado que naufraga en mis temores
sigo recitando la continuidad de todas mis acciones,
y censuro al fin la tinta gris que escribe los sinsabores
que opacan el brillo de todas mis realidades e ilusiones.


Bienvenida


Eres el deseo vivo que buscaba mi alma,
la fantasía que nunca nadie pudo soñar.
De las suplicas de mis tiempos ahora apareces
dispuesta a entregar las puras pasiones de tu amar.

Desde mis sueños profundos despiertas como viva numen seductora,
aromatizando el aire en derredor con el bálsamo de tu ser.
Vienes irradiando los colores que opacas con el brillo de tu temple,
y por eso me arrodillo ante ti, doncella, entregándote mi querer.

Mientras las pesadillas de mi soledad
carcomieron todos mis adentros delirante,
llegó el brillo de tu reminiscencia danzante,
como luz que espantó la densa oscuridad,
como fantasía que opacó la realidad,
como memorias deseadas anhelantes.

Y te pido, no te vayas con el tesoro de tu querer,
ahora que cautivo estoy de tus recuerdos en tu ausencia,
ahora que vienes al renacimiento de mis afectos
apareciéndote ante mí con tu pura y bendita esencia.

Te ruego, no te despidas con mi corazón en tus manos,
no desaparezcas con tu amor danzando como llegaste.
No moriré agonizando por dejar ilusiones en vano
ni mis recuerdos dirán que con el alma no me amaste.

Cantarán por ti las sirenas que viven en mis pensares,
te llevaré a las nubes, alinearé por ti las estrellas,
y como flores las haré crecer por ti en el inmenso cielo
mientras te inunden mil caricias por cada una de ellas.

Tu mera presencia anestesia mis dolores,
sosiega mi locura, aquieta mi pesares.
Son tus dones los que cautivarán mi alma
y endulzarán mi ser hasta que se sequen los mares.

Y como un canto que roza mis sentires,
tu suave nombre es melodía a mis oídos;
nombre que en mí despierta volcanes de amor,
tocando el corazón y avivando mis latidos.

Por eso bienvenida a los aposentos de mis adentros;
bienvenida serás por siempre, mi eterna musa entrañada.
Aquí aguardaba por ti tu santo trono en reserva
para que llegaras al fin y fueras por siempre amada.